Los socios de una asociación pueden no saber lo que necesitan de su asociación, pero los ejecutivos de la asociación sí que deberían saber que servicios necesitan sus socios.
El fallecido co-fundador de Apple Steve Jobs dijo una vez que "muchas veces, la gente no sabe lo que quiere hasta que se les muestra". Por supuesto, Jobs se refería al diseño de ordenadores, pero este razonamiento, que puede aplicarse a múltiples ámbitos, es especialmente crítico cuando hablamos de
marketing asociativo. Los ejecutivos de las asociaciones deben tener muy presente esta máxima cuando se involucran en la gestión de las organizaciones y los servicios a sus miembros. En el ámbito del
marketing asociativo, podríamos preguntarnos algo similar a lo que Jobs se preguntaba.

¿Qué sucede si los miembros de una asociación no saben a ciencia cierta que pueden esperar de la asociación a la cual pertenecen? Incluso si los ejecutivos de la asociación les interrogan al respecto, ¿obtendremos respuestas concretas?. Por lo tanto, el hecho de desarrollar y liderar estrategias de captación y fidelización de asociados, no pasa necesariamente por pedir a sus miembros que elaboren una lista que qué servicios necesitan. Por el contrario, los líderes de la organización deben interactuar con sus asociados constantemente. Saber qué sucede en sus vidas, cómo concilian su trabajo con ellas, conocer a qué problemas que enfrentan diariamente. A través de estas conversaciones, de generar feedback, de cambiar impresiones y puntos de vista, los responsables de dirigir la asociación podrán detectar y desarrollar cuáles son sus necesidades y qué beneficios podrán ofrecer que satisfagan dichas necesidades.

En resumen, los líderes deben estar involucrados en el funcionamiento del día a día de los miembros que integran sus asociaciones. Trabajar con ellos, observar su hábitat de trabajo ya sea una oficina, una tienda o un despacho profesional. Sólo así, conociendo al detalle el entorno del socio, podrá entender sus necesidades y a su vez, convertirlas en beneficios generados por la propia organización.
El socio es un tesoro para la organización. Y la atención a sus necesidades es prioritaria. Aun cuando el mismo socio las desconozca.
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